martes, 12 de abril de 2016

ESTA SANGRE NO ES DE UN HÉROE

Es la última vez que haría un juramento; toda su experiencia era una cátedra de vida, un arte magistral y en luces cuán bravío aparece su figura imponiéndose ante el sol, opacándolo una vez más aunque ahora como dije en un principio, sería la última vez.

Tan sobrio y orgulloso, no se permitía que entre sus pensamientos, el temor o miedo, delate el menor signo de cobardía; eso es para los tontos decía, su valor y su fiereza eran incluso mucho más fuertes que su propia vida.

Y, callando a todos, aparece aún más furioso. Es Escorial, el de la familia Andalucía, quien no entendería de venganza una tarde de otoño no tan santa.

El silencio retumba la plaza, cada uno mira atento y con el corazón al borde de una explosión ardiente. Detrás de la barrera, mi admiración se fortalece. Crece y crece mi emoción, las lágrimas desbordan a mis ojos. Cuán feliz me siento.

El ocaso también nos da la bienvenida, lo comprendí tardíamente. Un grito desgarrador, una despedida y la invocación de perdón a un Dios completamente injusto a la vida.

Sin presentir peligro, corrí a sus brazos y aún con vida, firmamos un juramento.

Él volvería, pero ya no estaría presente. Su imagen proyectada en mis ojos, el odio del momento imperfecto nos marca, sí, para toda la vida.

Aún recuerdo aquel día, mis dos manos tratan de cerrar una herida. Alrededor, una agonía.

Ya entiende lo que admiro, la proeza del delirio escribe el inicio de un sueño que se convierte en leyenda.

Cierro los ojos y salto al ruedo, veo al cielo y os saludo; es mi padre sonriendo, ni Dios ni el diablo pueden con sus propios lamentos. Han pasado algunos años y aún lo siento.

Es una muestra grande de afecto. Esta sangre no es de un héroe. Olé!



jueves, 7 de abril de 2016

DESCONEXIÓN EXISTENCIAL

Me encuentro dormido en un sueño profundo, son las horas que avanzan alterando mi sentido estricto de la vida, ocultándome en las tinieblas y protegiendo la esencia de mi espíritu en cavernas olvidadas de sus pensamientos. Se devoran los rastros del repugnante odio en mi padecimiento.

Son seres divinos, penumbras de amor y personajes de sangre en combates de honor y lealtad, cientos de flechas surcan por los aires mientras más se hunde la daga del perdón en mi corazón. Reman los silencios en el mar pasivo de la vida fría y amarga que nos ha tocado vivir; y el sol se adelanta al salir.

Son seres divinos, la irreverencia de un Dios incongruente, juzgan la línea de cada acto perverso en nuestras manos, culpables son aquellos que hoy han huido al punto más infinito de esta dimensión y se preparan para ingresar en el más compulsivo conflicto de la deserción, un capricho eterno y vigente por estos días escritos en leyes que se han de cumplir de manera muy efímera. La fortaleza de algunos es el pacto de todos y la grandeza de una civilización emergente.

Infinitas alteraciones demoníacas en seres divinos, héroes de una era libre y tolerante que no es aceptada abiertamente, cruzamos espadas y las miradas recobran su fuerza en palabras que no se dicen, nos han cortado las lenguas hasta saciarnos con ellas y nos han cocido los labios para probar nuestra propia identidad.

Accedemos a tomar el control de la situación en la que nos encontramos, una llave maestra que pasa de mano en mano; doce monjes y una hermosa mujer esconden tu pureza volcándose hacia el verdor del desierto imaginario que aparece ante nuestros ojos antes del anochecer. Son seres divinos, la ira se transforma en la tristeza del corazón ardiente de una madre que se alegra por la muerte de todos sus hijos; el regreso de una despedida y un amor cada vez más ausente en rincones ocultos de un hogar que fue completamente feliz. 

Se abren las puertas que conectan los caminos hacia una existencia perfecta y aún no ha acabado, se encuentran fragmentos de una lucha tenaz, la luna ilumina mi andar mientras mi corazón ha dejado de latir trece días atrás, el origen de mi muerte está en cada de una las lágrimas recogidas en pétalos de lirios, ida y vuelta por una vez más. Deseos mundanos que perdonaré porque aún existe el placer, si escuchas esa voz, sé que también comprendes que no siempre el que se queda dormido despierta al amanecer para ver una vez más lo que otros llaman vida mientras, Yo le llamo Babel.