lunes, 8 de febrero de 2016

LA DESPEDIDA - 4


Se acaba el verano. Bajo el cielo oscuro, las pocas estrellas que aún quedan al amanecer, iluminan el espacio vacío en el que se dibuja mi sombra sobre la arena. Decir que no, sin importar cada adiós que se esconde en unas palabras fugaces escritas en una hoja de papel. 
La magia de verte acostada junto a mi e imaginarme todo el tiempo que no viví. Descubrirás nuevas rutas de un amor traicionado por lo hechizos de un conjuro divino.
Me interno nuevamente en mis pensamientos; toda la noche alistando sorpresas y desengaños, se escribirán historias maravillosas sobre el pecho desnudo de aquella mujer, certezas de que cuando se quiere no se puede despertar siendo feliz esperando un final.

Tentar a la ceguera en la que me encuentro, crueldad en los sueños que imagino, voces en cada lágrima derramada y ahí; te empeñas en devolverme un suspiro lleno de amor. 
Abre los ojos, como cada mañana, durante cinco largos y hermosos años. Su expresión de duda cambia por la dulzura de un sabor amargo; cada instante que soporto sobre mi, la culpa de quedar en silencio al pie de un altar. 
Se acercará, nos verán juntos una vez más al salir el sol. Tú no debes terminar como yo, he descubierto en cada beso suyo un alma limpia y pura. 
Pasarán unas cuantas horas para que vuelvas a saber de nosotros, esta mañana hay mucho ruido en la ciudad. El pánico está por empezar y tus nervios no lo podrían soportar.
Cuanta ternura en tomar una foto de mamá, mostrarme perplejo. Le susurro lo mucho que la quiero. 
Al soltar su mano, viene y va. Su expresión de alegría es la ausencia de un ángel. El reloj en cuenta regresiva, y empiezo a contar.
Una mirada puesta en ti es un llamado en silencio. Me sonríe y corre hacia mí, la abrazo fuertemente y lloro porque no puedo más. Comprende rápidamente, a pesar de su corta edad, que es un adiós y cuanto me dolía no volver a verla, teniéndola tan cerca.
Se rompen las cadenas que unen los recuerdos, quedo al alcance de tu espíritu aunque ya no pueda respirar. Se abren las puertas de un lugar oculto, una despedida que nos hace tiritar.
Tu llanto sobre mí son fragmentos de dolor esparcidos sobre el cielo, aspiro a alcanzarte. Tócame el corazón, estas huellas no se pueden rechazar, callarás toda palabra cuando te intenten escuchar. Sólo un minuto más. 

lunes, 1 de febrero de 2016

EL REGRESO



Soy libre de decidir; de tener tendencias suicidas, crear una guerra en mi mente deseando cosas verdaderas, buscando un mundo hostil en el que todos comprendan que son realmente felices y despertar sin saber cómo empezar de nuevo. Vivo así, mientras elijo la forma de como viviré ante ellos.
Soy una especie que maneja sus propios pensamientos de una manera algo agitada, esperando al menos una forma coherente de enrumbarlos por el camino correcto, sin embargo, cada vez que lo hago se derrumba lentamente cada idea y cada sueño.
Mirar cuanta gente existe a mi alrededor, acercarme y contarles lo que estaba ocurriendo. Notar su extrañeza ante mis palabras, fingir que escuchan y ven, hablan entre ellos y poco a poco se apartan de mí. 
Cierro los ojos y empiezo a silbar, mientras recuerdo cuando ella murió abrazada de él. 
Todas las fotos de ellos juntos, cuantos recortes acumulados, lágrimas de amor, dolor de madre, gritos de impotencia. 
Nadie me conoce, es una ventaja, frente a una sociedad injusta. 
Día tras día, en una hoja de papel, escribo a placer los poemas de amor que él me dedicó; los coloco en un sobre junto a los pétalos de las rosas de nuestro jardín. Abundan más, desde aquel triste día. 
La edad avanza, las fuerzas se quedan. La ciudad en silencio y los niños juegan. Pero ella, ya no está aquí.
Abriré las puertas, sé que volverá. Las promesas de un regreso y las palabras de un amor me enseñaron a tener mi conciencia más tranquila y a entender que el corazón se hace más fuerte ante la adversidad.